Practicar yoga es un ejercicio beneficioso para todas las edades. Adaptar esta disciplina para los más pequeños les ayuda a concentrarse mucho mejor en sus tareas de día a día, fomenta su creatividad e imaginación y aprender a activar y expresarse con todo el cuerpo.

 

Yoga Infantil

El yoga infantil supone la adaptación de esta disciplina tradicional en una serie de posturas enseñadas a través de técnicas especiales para los niños. De esta manera, practican posturas de pie, tumbados, de rodillas, sentados y en pareja. La práctica de yoga infantil, a través de juegos de calentamiento, canciones de bienvenida y otras formas de entretenimiento durante el desarrollo de las clases, fomenta la comprensión de los fundamentos de yoga, la convivencia y respeto en el aula. Además, el desarrollo de un hábito y compromiso con un niño realizando yoga, genera a largo plazo un estado de ánimo más equilibrado y sereno con sus emociones, y en el terreno físico, el fortalecimiento de la musculatura, un desarrollo postural correcto con el crecimiento del cuerpo y una columna vertebral sana y un sistema inmunitario protegido.

A continuación, vamos a comentar las diferentes prácticas de yoga en función de la edad del pequeño.

 

Yoga para Bebés

El yoga para bebés, ideado para aquellos padres que ya practicaban yoga antes, o mamás que comenzaron su hábito durante el embarazo, se realiza generalmente a partir de los dos meses de edad (comienzo del desarrollo psicomotor del bebé, reconoce a su madre, sigue objetos con la mirada y reacciona ante determinados estímulos), aunque desde el nacimiento se pueden practicar ciertas posturas y hacer meditaciones con él, ya sea abrazándolo o cargado en un fular en contacto con la madre. Durante las clases de yoga para bebés, se realizan posturas y ejercicios de respiración (pranayama) para los adultos y hasta un año de edad, son los padres quienes realizan los movimientos al pequeño.

 

Yoga para niños pequeños

Según la edad del niño, las clases de yoga infantil son diferentes y se obtienen distintos beneficios. Así, de 3 a 7 años, es una etapa en la que el niño aprende a concentrarse en su cuerpo y mantener su flexibilidad innata. Mediante juegos y movimientos que estimulen el cerebro, se cuentan cuentos y se imitan las posturas de los animales y de la naturaleza, además de enseñarles a respirar y relajarse.

A partir de los 8 años y hasta la adolescencia, los niños mejoran su atención y la capacidad de concentrarse. Practicar yoga durante esta etapa hormonal puede ayudarles a que resulte más estable y equilibrada, controlando los cambios de humor.

 

Clases de yoga para niños

Durante las clases de yoga específicas para niños, se hacen posturas para adoctrinar al niño hacia una correcta postura corporal, mientras se realizan ejercicios de respiración y relajación. También se trabaja la concentración para fomentar el silencio interior y estimular la creatividad de los pequeños, aportándoles seguridad y autoestima.

 

Clases de yoga para niños en casa

Si quieres comenzar a practicar con tu hijo en casa, generando una actividad común, te recomendamos algunas posturas sencillas para iniciarles en la práctica de yoga, que por su propio nombre, ya estimulan y mantienen la atención del niño:

 

Postura del indio (medio loto):

Sentados con la espalda recta y glúteos bien apoyados en el suelo o esterilla, cruzamos las piernas cómodamente. Apoyamos las manos en las piernas, relajando los hombros y manteniendo el cuello estable pero sin tensión. Dedicamos varias respiraciones por la nariz, concentrando cuerpo y mente y percibiendo sensaciones en el interior.

 

Vaca y Gato:

Partimos de postura en cuadrupedia, colocando las manos justo debajo de los hombros, palmas apoyadas en el suelo y brazos activos (no flexionamos los codos). Las rodillas también se apoyan en el suelo, a la anchura de las caderas. Una vez estamos bien posicionados, arrancamos con vaca: sacamos coxis hacia afuera y vamos arqueando y recorriendo toda la espalda, juntando las vértebras lentamente, alargamos el cuello y sacamos barbilla hacia fuera y arriba. Gato: Comenzamos el movimiento en sentido contrario a vaca, lo primero pegamos la barbilla al pecho y empezamos a redondear toda la espalda hacia dentro, separando los omóplatos y las vértebras. Repetimos estas dos posturas varias veces, respirando y percibiendo el placer de activar toda la columna vertebral.

 

Perro Boca Abajo:

Desde cuadrupedia, empujamos el suelo con las manos y subimos las caderas hacia arriba estirando los brazos y las piernas. Formamos un triángulo con brazos, espalda y piernas, llevando los glúteos hacia el techo. Para hacer la postura correcta, es importante no flexionar los codos y poner la atención en estirar la espalda. Si resulta molesta e incómoda al principio, puedes flexionar las rodillas un poco para rebajar tensión.

 

Guerrero:

Desde la postura de corredor, es decir, una pierna flexionada rodilla sobre tobillo, ese pie situado entre las manos y la pierna contraria estirada y la planta del pie apoyada perpendicularmente al talón del pie delantero, se suben los brazos y el torso a la vertical estirando la espalda. Mantenemos la postura varias respiraciones y luego cambiamos de pierna y repetimos.

 

Árbol:

Es una postura de equilibrio, requiere de concentración y paciencia. De pie, dejamos primero todo el peso en una pierna, flexionamos la otra y apoyamos la planta del pie en la pantorilla (nunca en la articulación de la rodilla) que tenemos estirada y apoyada en el suelo. Llevamos los brazos flexionados hacia el pecho y juntamos las palmas de las manos. Si hasta aquí resulta fácil, puedes subir los brazos estirados por encima de la cabeza y respirar manteniendo la espalda recta. Tras varias respiraciones cambiamos de pierna.

 

Clases de yoga para niños en un centro especializado

Las clases de yoga para niños en un centro especializado son muy distintas de las de los adultos, el objetivo principal es que se relajen, disfruten y se sientan felices. Para conseguirlo, los profesores utilizan canciones, bailes, dibujos, cuentos o disfraces a través de los cuales integran las asanas o posturas y los ejercicios de respiración.

Practicar yoga con tu hijo se puede hacer en cualquier momento del día, por la mañana o bien cuando terminas el trabajo y las tareas, compartiendo una actividad que aporta estabilidad, unión y bienestar para ambos.